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Las costumbres de gastos desmedidos y la cultura de ahorro pueden venir desde muy temprano.  Respuestas en mi artículo de esta semana,

ARTÍCULO DE LA SEMANA

Hace unos días, antes de iniciar una conferencia sobre manejo del presupuesto familiar, un padre orgulloso se me acercó con sus dos pequeñas hijas.  “Tú quieres hacerle una pregunta al conferencista”, le dijo a la menor.  La niña me preguntó: “Si mi hermana mayor me pide dinero prestado, ¿me lo tiene que devolver?

Mi respuesta fue rápida y concisa.

Hay varias posiciones al respecto.  Existen los que dicen que se debe compartir lo que uno tiene.  Yo estoy de acuerdo, pero no para este caso.  Compartir lo que se posee con alguien que no tiene las posibilidades de recibir nada puede resultar bueno para el que recibe y para el que comparte.  Sin embargo, en este planteamiento no lo considero ni justo ni correcto.

Veo cada día más adultos que toman dinero a los bancos, amigos, familiares o cualquier fuente de crédito.  Compran cosas que no son indispensables para la vida.  No ajustan su vida al dinero que ingresan mensualmente.  A la corta o a la larga se encuentran en medio de dificultades para pagar sus deudas.  

Recibir dinero de alguien no lo considero malo.  Si son personas que no tienen cómo conseguir dinero, sería una gran ayuda.  No así cuando el receptor es simplemente alguien que no lo necesita para sobrevivir, sino para darse lujos que el dueño del dinero ha evitado para crear su capital.

No considero correcto tomar el dinero a los demás sin intención de pagar.  Tampoco creo justo que los jóvenes desarrollen la mentalidad de gastar todo lo que reciben.  Mucho menos la de tomar prestado, aunque lo paguen.  Jóvenes con esas costumbres tendrán grandes inconvenientes financieros cuando lleguen a ser adultos.

Unas personas guardan parte del dinero que reciben, piensan en comprar algo mayor, o simplemente les gusta amasar su pequeña fortuna.  Muchos los llamarán tacaños, pero ellos guardarán dinero contra viento y marea.  No les importará lo que les digan y subirán su autoestima ante las incesantes críticas.

No considero justo que alguien que crea la cultura del ahorro sea penalizado al verse obligado o empujado a compartir su dinero con alguien que gastó todo lo que recibió y no le resulta suficiente, sino que quiere gastar lo que no le pertenece.

Prefiero premiar el ahorro y castigar el consumo desmedido.  Si alguien me vuelve a preguntar que si debe devolverle el dinero a su hermana, le diré que tiene que pagar. Y que además debe incluir los intereses generados por el tiempo del préstamo.  Sólo así comenzará a aprender cómo es la vida financiera en la vida real.

Estos temas están ampliados en mi libro:

Arco Iris Financiero

Hasta la próxima entrega–.

DIEGO SOSA

Consultor, Coach, Conferencista y Escritor

FRASE DE LA SEMANA

“Lo que aprendemos de pequeños, lo aplicamos de adultos.”

Diego A. Sosa