Poner todos los huevos en la canasta o repartirlos en varias puede resultar igual. Más importante es diversificar, no solo tener huevos.

Podríamos jugar con frases que contengan las palabras canasta y huevos. Las variaciones nos darían diversidad de formas de invertir. ¿Cuál escoger?

Siempre hemos escuchado: “No pongas todos los huevos en la misma canasta”. El mensaje es claro, si le pasa algo a la canasta nos arriesgamos a perderlo todo.

Lo que me preocupa es que en el mundo de las finanzas los huevos me dan la sensación de fragilidad y no va con mi filosofía. Prefiero poner instrumentos más robustos que simples huevos que en cualquier movimiento brusco pueden terminar rotos. Pero seguiré con la tradición para no enredar mucho la mente tradicional… sin dejar de aclarar que los instrumentos que recomiendo no son tan quebradizos, quizá todo lo contrario, demasiado robustos.

Para cada inversión hay un momento específico. Por un lado, está la situación de la persona, y por otro, la realidad del mercado.

La realidad personal: No es lo mismo una persona que quiere hacer crecer su capital que quien desea aumentar sus ingresos mensuales. Para la primera estamos viendo la necesidad de rentabilidad y la segunda debe buscar más seguridad. Luego debemos ver el perfil de cada uno. El que tiene miedo a perder su capital debería priorizar la seguridad ante la rentabilidad. Es un extenso tema que desarrollo en mi libro Arco Iris Financiero.

Con relación al mercado: Existen realidades, experiencias y estimaciones. Dicho de otra manera: Presente, pasado y futuro. Los primeros dos se pueden ver, el último es solo estimable. Para algunos el vaso siempre estará medio lleno, otros lo verán medio vacío. Los conservadores lo ven por la mitad.

El pasado ya no sirve para prevenir el futuro, los economistas aprenden y trabajan con la psicología de su pueblo. A los norteamericanos hay que evitarles el miedo de una posible recesión. A los alemanes los atemoriza una inflación.

Existen países que se han endeudado más de la cuenta, las consecuencias son visibles. La economía se desacelera y se hacen esfuerzos extraordinarios para mostrar crecimiento, principalmente al cierre del año. La bola de nieve puede comenzar a rodar y las consecuencias son terribles.

Ver ejemplos de otros países puede ayudarnos a prevenir, protegernos y sacar provecho a las situaciones.

Debemos entender en qué momento estamos y decidir si es sostenible cada modelo. Pienso que puede ser hora de no solo poner huevos en la canasta.

Productos financieros con el mismo fin pueden tener un final parecido, aunque sean de diferentes instituciones. Si el dinero que se tiene invertido va a las mismas arcas, en caso de inconvenientes podríamos estar poniendo solo huevos en la canasta, no importando que parezcan chocolates… son huevos pintados de marrón.

Me refiero a que si una crisis llega y el dinero está colocado al mismo deudor o si ese deudor tiene problemas arrastrará a los otros, entonces no puedo hablar de repartir los huevos en diferentes canastas, porque al final son afectadas por el mismo evento.

Le pongo un ejemplo de no solo huevos en la canasta. Productos que no dependan del endeudamiento del gobierno o que no estén en moneda local los considero que no son huevos. Podrían ser inmuebles, o producto en moneda independiente. Quizá pueda tomar un instrumento financiero que sea de inmuebles basado en dólares, sería una combinación mucho más estable y más autónoma ante una devaluación o incapacidad de pago de un gobierno… aunque eso afectaría la economía de todas maneras.